-… a veces el cielo deja caer algunas lágrimas
ella me lo dijo cuando fuimos al cementerio . yo iba agarrada de su mano izquierda, su tacto me daba gusto, la sostenía acariciándola sin que ella se de cuenta.
-mira, este es un ángel
no la deje de mirar desde que me tomó la mano para entrar al cementerio. No entendía lo que decía. igual mire..
- ¿es mujer no?
-no lo se…
Tampoco entendía por que en los cementerios no encuentras globos.
-no lo se, quizás no se han dado cuenta que faltan algunos globos.
-me compras uno?
-ya, cuando salgamos buscamos globos
-le compras uno también a tu ángel.
-no lo se, creo que no se da cuenta de nada
nos quedamos paradas sin abrir la boca, la gente fue desapareciendo y un señor nos vino ha decir que ya iban ha cerrar , que sólo se abría hasta las seis. ella me miró.
-vámonos?
-ya pues
cuando salimos no encontramos globos, compramos dos helados de fresa.
-para hacer juego con el rosado del atardecer- ella le dijo al heladero ; el se sonrió.
a ese heladero del atardecer no lo he vuelto ha encontrar. cuando entré y le anude un globo a la mano del ángel una señora comenzó a reñirme y decir que me estaba burlando de las almas , me dio miedo y tuve que sacarlo y de ahí me fui asustada caminando. cuando llegué a mi casa encontré a mamá llorando.
mi mano soltó suavemente el cordón umbilical del globo que se fue volando hasta las nubes de un cielo llorón